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FICHA TÉCNICA:
Título: “El gran masturbador” Autor: Salvador Dalí
Estilo: Surrealismo Cronología:
1929
Técnica: Óleo sobre lienzo Localización: Reina
Sofía, Madrid
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ANÁLISIS DE LA OBRA:
Durante el s. XX los avances científicos
permitieron que las artes desarrollaran nuevas posibilidades creativas
inimaginables hasta la época. Por otra parte, las dos guerras mundiales
determinaron una trayectoria histórica, política, social y cultural que
marcarían tremendamente el mundo del arte.
Uno de los movimiento que surge en esta
época y el único estilo que podemos decir que prevalece hasta nuestros días es
el surrealismo. Un movimiento caracterizado por descubrir una realidad alterna,
es decir, no basada en ningún pensamiento lógico y que no tuviera ninguna
explicación razonable. Se basa en los sentimientos, la imaginación y el mundo
onírico (sueños) y el subconsciente.
El surrealismo es un arte que se basa
también en el erotismo que para algunos puede ser tildado de vulgar por no
mostrar pudor.
Pero el surrealismo surge como reacción,
como disconformidad a los desastres de la época. Es un arte crítico y mordaz
que se burla en especial de aquellas personas que tienen el poder, sea el
gobierno, la iglesia o las clases altas.
Dentro del surrealismo nos encontramos dos
corrientes la abstracta y la figurativa a la que pertenece Salvador Dalí autor
de este cuadro titulado “El gran masturbador”, símbolo por excelencia de las
obsesiones sexuales del pintor.
En el libro “La vida secreta de Salvador
Dalí” se describe este cuadro se la siguiente manera:
Representa una gran cabeza como la cera, muy encarnadas las
mejillas, largas las pestañas y con una nariz imponente apretada contra la
tierra. Este rostro no tenía boca y en su lugar había pegada una enorme
langosta. El vientre de la langosta se descomponía y estaba lleno de hormigas.
Varias de estas hormigas corrían a través del espacio que habría debido llenar
la inexistente boca de la gran cara angustiada, cuya cabeza terminaba en
arquitectura y ornamentación, estilo 1990.
Tanto en el cuadro como en el texto el
autor refleja su malestar, un malestar que incluso le hacía pensar en la
posibilidad de perder la cordura.
En el lienzo están representadas sus obsesiones:
· El elemento principal es un busto antropomórfico, mezcla de cabeza humana y rocas de la costa Brava de los alrededores de Cadaqués, que repetirá en muchos otros cuadros como La persistencia de la memoria y El enigma del deseo. Estilizado pero reconocible, se caracteriza por su color amarillento, su gran nariz apoyada en el suelo y su cara alargada. Las pestañas largas representan la contraposición entre el sueño anodino de una consumación física irremediable y el sueño de que nuestros deseos se cumplan.
· El saltamontes, un animal que le provocaba terror desde su infancia y que se encuentra pegado a la boca de su autorretrato. Está en estado de descomposición, lo que atrae muchas hormigas que simbolizan la muerte.
· Un anzuelo como atadura a su familia que quería retenerle a su lado y volver a un modo de vida tradicional del que él da muestras de querer desprenderse definitivamente.
· El león como deseo sexual, con una lengua rosada como símbolo fálico.
· Unas piedras como su pasado.
· Una figura aislada como soledad.
· El tema de la masturbación aparece en la mujer que emerge de su retrato y cuyo rostro está cerca de unos genitales masculinos escondidos en unos ceñidos calzoncillos.
· Un lirio pegado a la mujer que simboliza la pureza, una enrevesada forma de definir a la masturbación como la relación sexual más pura. El pistilo de la flor es, además, otro símbolo fálico.
· Como es normal desde que la conoció, Gala aparece representada, en este caso en la pareja que se abraza, donde ella se metamorfosea en una roca, recuerdo de los paseos que dieron por la playa.
Formalmente, el sistema de representación
es tradicional, Dalí recupera el dibujo, el modelado y el tono local,
arrinconado por los “ismos” de vanguardia. Un dibujo y una forma de pintar
inspirada en los dos grandes ídolos del pintor de Figueras, Velázquez y Vermeer
de Delft.
La paleta de colores es amplia, va desde
los colores fríos (azules, añiles…) hasta los cálidos (amarillos, ocres, verdes
claros…). Colores que son modelados creando volumen y sensación espacial por
tener en cuenta el tratamiento perspectivo. Predominan en la escena luces y
sombras fuertes que se alargan casi hasta el infinito. Dalí representa la luz
del sol mediterráneo que tanto sintió en su piel durante aquellos paseos con
Gala por las playas de Cadaqués durante el verano de 1929. Está aquí también
presente el influjo de Giorgio de Chirico evidenciada en la potente sombra que
proyecta la pareja abrazada en sus primeros encuentros.
Si miramos atentamente a los personajes
representados en el cuadro podemos ver que hay bruscos cambios de escala
haciendo que nos encontremos en un falso verismo. Esto es debido a que la
pintura surrealista ya no reproduce una experiencia de la realidad, sino que,
como dijo Breton, remite a un modelo interior.
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