Ideología

Un blog en el que se pueden visualizar diferentes actividades englobadas por proyectos educativos donde se abordan contenidos sobre el mundo del arte injertados con otras disciplinas siguiendo modelos pedagógicos alternativos a la pedagogía tradicional calificada como tóxica por Elisabeth Ellsworth y María Acaso. Cada una de las actividades realizadas se afrontan desde cuatro bloques temáticos de contenidos interrelacionados (Historia del arte, Filosofía, Técnicas artísticas y Lenguaje visual) los cuales generan un mapa de conocimiento colectivo de gran utilidad para el alumno permitiéndole sumergirse en el universo artístico a través de la creación artística y alejándose por tanto, de la simple manualidad.

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3/02/2018

El juramento de los Horacios


- FICHA TÉCNICA:
Título: “El juramento de los Horacios”                                                Autor: Jaques-Louis David
Estilo: Neoclasicismo                                                                                           Cronología: 1784
Técnica: Óleo sobre lienzo                                                    Localización: Museo Louvre, Paris

- ANÁLISIS DE LA OBRA:
El siglo XVIII es el de la transición del Antiguo Régimen a la sociedad burguesa, lo que hace que en el arte convivan las formas ligadas al pasado con actitudes nuevas. En este tiempo surgen instituciones como las academias de Bellas Artes, que tratarán de impulsar, pero también de reglamentar, las expresiones artísticas de la época. Surge en estos tiempos un estilo contrario al Barroco, el Neoclasicismo impulsado por las ideas estéticas de Winckelmann protagonizado por un estilo sencillo, equilibrado, sobrio e inspirado en la antigüedad clásica.

En este cuadro el autor representa una escena de guerra entre las ciudades de Roma y Alba Longa. El jefe de esta última propuso dirimir las diferencias con una lucha entre dos familias: Los Horacios y los Curiáceos. Cada familia pertenecía a una ciudad y, además estaban relacionadas entre sí por lazos de parentesco. La obra de David plasma el momento en el que los hijos Horacios juran ante su padre luchar hasta la muerte por el triunfo.

La atención del espectador se dirige, en el primer plano, a la escena del juramento, en la que se concentra la luz, mientras que el fondo arquitectónico está completamente en penumbra. La luz también destaca, a la derecha, un grupo de mujeres y niños, abatidos por la tristeza al presenciar la escena.

Los arcos del fondo organizan el espacio: el grupo de los hombres ocupa dos arcos, y el de las mujeres se dispone ante el arco derecho. Las figuras aparecen agrupadas geométricamente: el padre y sus hijos forman un cuadrado, y las mujeres, un triángulo.

Los personajes son los siguientes:


Padre Horacio

Es el personaje central y el que realiza la acción principal, tomando juramento a sus hijos, mientras sostiene las tres espadas con sus manos, obligándolos al cumplimiento del deber con la patria. No muestra ninguna emoción.

Tres hermanos Horacios

En la pintura los tres hermanos se sitúan a la izquierda, expresan su lealtad y solidaridad con Roma antes de la batalla, totalmente apoyados por su padre. Son hombres deseosos de entregar sus vidas por deber patriótico. En esta sociedad patriarcal, los hombres de acero, de resuelta mirada y miembros tensos, son la ciudadela del patriotismo republicano. Eran símbolos de las más altas virtudes de la República; las mujeres, de más tierno corazón, se quedan en casa llorando y están satisfechas con esperar.

Camila Horacio

Su desesperación está explicada en parte por el hecho de que es hermana de los Horacios, viste una toga blanca que demuestra los conocimientos arqueológicos de David; es una Horacio prometida con un Curiacio.

Sabina Curiacio

Sabina, vestida de marrón, es una Curiacio que está casada con uno de los Horacios, por lo que llora por su esposo y su hermano.

Hijos de Sabina y aya

La mujer vestida de negro al fondo sostiene dos niños de uno de los esposos Horacio y la esposa Curiacio. La hija menor oculta su rostro en el vestido de su aya mientras que el hijo rechaza que le tapen los ojos.

El tema enlazaba con el interés de David por destacar determinadas virtudes cívicas, como el compromiso con el estado por encima de los intereses personales y de la propia vida.

David contrapone los valores masculinos (lo público, la lucha) a los valores femeninos (lo privado, el sentimiento), contrastando la actitud viril de los varones frente a la entrega y fragilidad de las mujeres.

El cuadro fue encargado por el rey Luis XVI, que estaba interesado en que se representaran héroes clásicos que como modelos, dieran una imagen ejemplar del monarca. Pero, curiosamente, cuando se produjo la Revolución francesa se convirtió en todo un símbolo de esta, por los valores cívicos que exaltaba.

La pintura presenta todas las características propias del Neoclasicismo: predominio del dibujo, tema clásico de fin moralizante, composición geométrica y formas solemnes.

La escenografía representada está realizada en perspectiva cónica central. Hay presencia de volumen a través de la graduación tonal y lumínica. Gran grado de detallismo y veracidad tanto en la arquitectura como en los personajes. Expresividad en los rostros, cuerpos musculados y bellos defines el estilo de David. Los personajes están muy resaltados contratando con el fondo del cuadro.


Gran variedad tonal alternado entre colores fríos, cálidos y neutros dejando paso a la oscuridad en último término de las escena. Tonos apagado de calidad gélida por la temática representada. Las pinceladas son invisibles predominado el dibujo sobre el color.

Una noche de júbilo en Enitharmon



- FICHA TÉCNICA:
Título: “Una noche de júbilo en Enitharmon”    
Autor: William Blake              
Estilo: Romanticismo inglés
Cronología: 1795
Técnica: Grabado en color acabado en tinta y acuarela sobre papel
Localización: Tate Gallery, Londres

- ANÁLISIS DE LA OBRA:
La experiencia artística surgida de la interacción entre el consciente y el inconsciente más allá del análisis racional se refleja en el arte del siglo XIX de una forma continuada caracterizando la idiosincrasia del espíritu romántico europeo.

Esta actitud ante la vida y el arte adopta en cada país y en cada artista tintes especiales, en el caso de William Blake es un romanticismo de profunda fuerza mística y espiritual con elevado alto grado de imaginación y fantasía en donde la emoción prima sobre la razón.

En “Una noche de júbilo en Enitharmon” Blake representa a Enitharmon rodeada de dos personas desnudas, mientras señala un libro mira hacia un bosque donde hay una lechuza, un asno blanco y la cabeza de una serpiente enorme que asoma entre las rocas. Detrás vemos aproximarse un animal cuya cara está bastante iluminada, parece un dragón pero su tamaño nos indica que debe ser otro animal mitológico.
Se representa a Enitharmon como una hechicera rodeada de animales fantasmales y amenazadores. Enithramon está representada como la antigua diosa de la mitología griega Hécate, diosa de la luna la tierra y de los muertos. Diosa relacionada también con la superchería y brujería representada con tres rostros y que se solía poner en las encrucijadas de los caminos.

La obra fue creada, según algunos autores, para ilustrar su libro “Europa” (1794), concretamente es la ilustración número cinco. El libro comienza con la siguiente frase:

“…Now comes the night of Enitharmon´s joy…”
(Ahora llega la noche de júbilo de Enitharmon)

En este libro la diosa se revela encarnado el papel del deseo femenino frente a la iglesia patriarcal regida exclusivamente por el elemento masculino. Enithramon declara su ansia de gobernar el mundo dejando al hombre en un estado de inconformismo y miedo que le hace hacerse con el poder y relegar a la mujer.

Esta concepción de Enitharmon y su papel es reflejo de la enorme preocupación de Blake por la situación social y espiritual de la época. Enitharmo o Hécate encarnan el cambio, la liberación de la mujer hacia un reino de deseo, sensualidad y poesía.

Otros autores por el contraria, relacionan este cuadro con una escena de la obra de W. Shakespeare, “Macbeth”, donde se alude a una serie de animales puestos en boca de tres brujas que están dilucidando el destino del protagonista; cada una de ellas dice unas palabras y la segunda dice:

“Fillet of a fenny snake,
in the cauldron boil an bake;
Eye of newt and toe of frog,
Wool of bat and tongue of dog,
Adder´s fork and blind-worm´s sting,
Lizard´s leg and owlet´s wing,
For a charm of powerful trouble,
Like a hell-broth boil and bubble.”


“Filete de serpiente fangosa,
en el caldero hierve y cuece;
Ojo de tritón y dedo de rana,
Pelo de murciélago y lengua de perro,
Lengua de víbora y aguijón de gusano ciego,
Pierna de lagarto y ala de búho,
Para un hechizo de potente mal
Hierve y burbujea como caldo del infierno.”

Formalmente el cuadro posee un sistema de composición espacial propio, recreando el color, la luz y la sombra de manera subjetiva con el objeto de transmitir el mensaje a partir del poder de la imaginación. Los colores son aguados por la técnica de la acuarela predominando los tonos fríos (azules, verdes, violetas…) con algunas pequeñas manchas de bermellón y amarillos. Predomina el dibujo sobre la mancha. Los contornos están bien definidos y tienen protagonismo las líneas de los trazos que dan vida a sus figuras inspiradas en fisionomías de la antigüedad clásica y renacentista. Cuerpos bellos, esbeltos y musculados con cierto aire de melancolía que nos recuerdan a los de Miguel Ángel.

La luz es nocturna y fantasmagórica, parece que el foco es la propia Enitharmon. Hay volumen y tridimensionalidad en la escena por superposición de planos y modulación de volúmenes a partir del empleo de la luz y los colores.


El gran masturbador


- FICHA TÉCNICA:
Título: “El gran masturbador”                                                                        Autor: Salvador Dalí
Estilo: Surrealismo                                                                                                 Cronología: 1929
Técnica: Óleo sobre lienzo                                                    Localización: Reina Sofía, Madrid

- ANÁLISIS DE LA OBRA:
Durante el s. XX los avances científicos permitieron que las artes desarrollaran nuevas posibilidades creativas inimaginables hasta la época. Por otra parte, las dos guerras mundiales determinaron una trayectoria histórica, política, social y cultural que marcarían tremendamente el mundo del arte.

Uno de los movimiento que surge en esta época y el único estilo que podemos decir que prevalece hasta nuestros días es el surrealismo. Un movimiento caracterizado por descubrir una realidad alterna, es decir, no basada en ningún pensamiento lógico y que no tuviera ninguna explicación razonable. Se basa en los sentimientos, la imaginación y el mundo onírico (sueños) y el subconsciente.

El surrealismo es un arte que se basa también en el erotismo que para algunos puede ser tildado de vulgar por no mostrar pudor.

Pero el surrealismo surge como reacción, como disconformidad a los desastres de la época. Es un arte crítico y mordaz que se burla en especial de aquellas personas que tienen el poder, sea el gobierno, la iglesia o las clases altas.

Dentro del surrealismo nos encontramos dos corrientes la abstracta y la figurativa a la que pertenece Salvador Dalí autor de este cuadro titulado “El gran masturbador”, símbolo por excelencia de las obsesiones sexuales del pintor.

En el libro “La vida secreta de Salvador Dalí” se describe este cuadro se la siguiente manera:

Representa una gran cabeza como la cera, muy encarnadas las mejillas, largas las pestañas y con una nariz imponente apretada contra la tierra. Este rostro no tenía boca y en su lugar había pegada una enorme langosta. El vientre de la langosta se descomponía y estaba lleno de hormigas. Varias de estas hormigas corrían a través del espacio que habría debido llenar la inexistente boca de la gran cara angustiada, cuya cabeza terminaba en arquitectura y ornamentación, estilo 1990.

Tanto en el cuadro como en el texto el autor refleja su malestar, un malestar que incluso le hacía pensar en la posibilidad de perder la cordura.



En el lienzo están representadas sus obsesiones:


· El elemento principal es un busto antropomórfico, mezcla de cabeza humana y rocas de la costa Brava de los alrededores de Cadaqués, que repetirá en muchos otros cuadros como La persistencia de la memoria y El enigma del deseo. Estilizado pero reconocible, se caracteriza por su color amarillento, su gran nariz apoyada en el suelo y su cara alargada. Las pestañas largas representan la contraposición entre el sueño anodino de una consumación física irremediable y el sueño de que nuestros deseos se cumplan.


· El saltamontes, un animal que le provocaba terror desde su infancia y que se encuentra pegado a la boca de su autorretrato. Está en estado de descomposición, lo que atrae muchas hormigas que simbolizan la muerte.


· Un anzuelo como atadura a su familia que quería retenerle a su lado y volver a un modo de vida tradicional del que él da muestras de querer desprenderse definitivamente.


· El león como deseo sexual, con una lengua rosada como símbolo fálico.


· Unas piedras como su pasado.


· Una figura aislada como soledad.


· El tema de la masturbación aparece en la mujer que emerge de su retrato y cuyo rostro está cerca de unos genitales masculinos escondidos en unos ceñidos calzoncillos.


· Un lirio pegado a la mujer que simboliza la pureza, una enrevesada forma de definir a la masturbación como la relación sexual más pura. El pistilo de la flor es, además, otro símbolo fálico.


· Como es normal desde que la conoció, Gala aparece representada, en este caso en la pareja que se abraza, donde ella se metamorfosea en una roca, recuerdo de los paseos que dieron por la playa.

Formalmente, el sistema de representación es tradicional, Dalí recupera el dibujo, el modelado y el tono local, arrinconado por los “ismos” de vanguardia. Un dibujo y una forma de pintar inspirada en los dos grandes ídolos del pintor de Figueras, Velázquez y Vermeer de Delft.

La paleta de colores es amplia, va desde los colores fríos (azules, añiles…) hasta los cálidos (amarillos, ocres, verdes claros…). Colores que son modelados creando volumen y sensación espacial por tener en cuenta el tratamiento perspectivo. Predominan en la escena luces y sombras fuertes que se alargan casi hasta el infinito. Dalí representa la luz del sol mediterráneo que tanto sintió en su piel durante aquellos paseos con Gala por las playas de Cadaqués durante el verano de 1929. Está aquí también presente el influjo de Giorgio de Chirico evidenciada en la potente sombra que proyecta la pareja abrazada en sus primeros encuentros.


Si miramos atentamente a los personajes representados en el cuadro podemos ver que hay bruscos cambios de escala haciendo que nos encontremos en un falso verismo. Esto es debido a que la pintura surrealista ya no reproduce una experiencia de la realidad, sino que, como dijo Breton, remite a un modelo interior.

Frescos de San Clemente de Tahull


- FICHA TÉCNICA:
Título: Frescos de San Clemente de Tahull                                         Autor: Maestro de Tahull
Estilo: Románico español                                                                                  Cronología: 1125
Técnica: Fresco                                                                                  Localización: MNAC -BCN

- ANÁLISIS DE LA OBRA:
Estas pinturas de temática religiosa fueron realizadas en la Edad Media y pertenecen a un movimiento artístico conocido como románico. El románico es el primer estilo europeo tras las invasiones germánicas y nace en un contexto de una sociedad feudal que vive intensamente el sentimiento religioso pues el centro del universo gira en torno a la figura de Dios (teocentrismo).

En este fresco la pintura románica catalana alcanza su máximo esplendor. En el ábside de la iglesia de San Clemente se representa a Cristo en Majestad, sentado y mirando a los fieles fijamente con ojos penetrantes y terribles. Cristo está representado dentro de la mandorla (marco en forma de almendra que rodea a Cristo para indicar que es un personaje sagrado)y entre las letras alfa y omega, primera y última letra del alfabeto griego que indican que Cristo es principio y fin de todas las cosas, es creador y destructor. En una de las manos sostiene un libro en el que se puede leer “Ego sum lux mundi”, yo soy la luz del mundo. La luz es símbolo de la verdad absoluta, del bien y el camino para llegar a la salvación.

Rodeando a Cristo en Majestad se encuentra el tetramorfos, los signos de los cuatro evangelistas: San Lucas representado por un buey, San Marcos por un león, San Juan por un águila y San Mateo por un ángel.

Los rasgos de la pintura románica son fácilmente perceptibles, si examinamos el dibujo, el color, la concepción plana de la composición, etc. En el dibujo predomina exageradamente la línea, una línea negra y gruesa que contornea todo y da vigorosidad al dibujo. Línea esquemática y que se va repitiendo en los pliegues de los ropajes. No hay estudio anatómico, los cuerpo son representados de una manera muy esquemática al igual que las telas.

Las grandes líneas de la composición nos hablan de un alargamiento sistemático y de una tendencia a lo abstracto; las pequeñas líneas de los rasgos faciales traducen, por el contrario, un deseo de vida y de gracia.

Los contornos son energéticos, pero la  vibración de los colores sugiere que la vida de la figura trata de ondularlos, y en algunas zonas, en el rostro especialmente, la vida predomina sobre la arquitectura sobre la que está representada.

La riqueza de del color constituye otro rasgo destacable; azules de penetrante oscuridad; verdes claros para apaciguar la intensidad de los azules, rojos y carmines, ocres y almagres, negro. Todos ellos aplicados sin volumen, es decir, planos.

No hay presencia de perspectiva pero sin embargo, las pinturas se adaptan al espacio en el cual han sido pintadas. En principio el ábside ofrece una superficie poco propicia para la expresión plástica, pero los artistas románicos aprendieron a convertir su curvatura en un recurso intensificador y se sintieron tan cómodos para diseñar sus composiciones como en una superficie plana.


La iglesia fue consagrada en 1123, fecha de remate de las pinturas, por San Ramón, prelado de Roda, quien probablemente llamó al maestro Tahull, capaz de representar a la Divinidad de forma original en una época en la que los artistas consideraban tal representación como el sentido último de su arte.