3/02/2018

El gran masturbador


- FICHA TÉCNICA:
Título: “El gran masturbador”                                                                        Autor: Salvador Dalí
Estilo: Surrealismo                                                                                                 Cronología: 1929
Técnica: Óleo sobre lienzo                                                    Localización: Reina Sofía, Madrid

- ANÁLISIS DE LA OBRA:
Durante el s. XX los avances científicos permitieron que las artes desarrollaran nuevas posibilidades creativas inimaginables hasta la época. Por otra parte, las dos guerras mundiales determinaron una trayectoria histórica, política, social y cultural que marcarían tremendamente el mundo del arte.

Uno de los movimiento que surge en esta época y el único estilo que podemos decir que prevalece hasta nuestros días es el surrealismo. Un movimiento caracterizado por descubrir una realidad alterna, es decir, no basada en ningún pensamiento lógico y que no tuviera ninguna explicación razonable. Se basa en los sentimientos, la imaginación y el mundo onírico (sueños) y el subconsciente.

El surrealismo es un arte que se basa también en el erotismo que para algunos puede ser tildado de vulgar por no mostrar pudor.

Pero el surrealismo surge como reacción, como disconformidad a los desastres de la época. Es un arte crítico y mordaz que se burla en especial de aquellas personas que tienen el poder, sea el gobierno, la iglesia o las clases altas.

Dentro del surrealismo nos encontramos dos corrientes la abstracta y la figurativa a la que pertenece Salvador Dalí autor de este cuadro titulado “El gran masturbador”, símbolo por excelencia de las obsesiones sexuales del pintor.

En el libro “La vida secreta de Salvador Dalí” se describe este cuadro se la siguiente manera:

Representa una gran cabeza como la cera, muy encarnadas las mejillas, largas las pestañas y con una nariz imponente apretada contra la tierra. Este rostro no tenía boca y en su lugar había pegada una enorme langosta. El vientre de la langosta se descomponía y estaba lleno de hormigas. Varias de estas hormigas corrían a través del espacio que habría debido llenar la inexistente boca de la gran cara angustiada, cuya cabeza terminaba en arquitectura y ornamentación, estilo 1990.

Tanto en el cuadro como en el texto el autor refleja su malestar, un malestar que incluso le hacía pensar en la posibilidad de perder la cordura.



En el lienzo están representadas sus obsesiones:


· El elemento principal es un busto antropomórfico, mezcla de cabeza humana y rocas de la costa Brava de los alrededores de Cadaqués, que repetirá en muchos otros cuadros como La persistencia de la memoria y El enigma del deseo. Estilizado pero reconocible, se caracteriza por su color amarillento, su gran nariz apoyada en el suelo y su cara alargada. Las pestañas largas representan la contraposición entre el sueño anodino de una consumación física irremediable y el sueño de que nuestros deseos se cumplan.


· El saltamontes, un animal que le provocaba terror desde su infancia y que se encuentra pegado a la boca de su autorretrato. Está en estado de descomposición, lo que atrae muchas hormigas que simbolizan la muerte.


· Un anzuelo como atadura a su familia que quería retenerle a su lado y volver a un modo de vida tradicional del que él da muestras de querer desprenderse definitivamente.


· El león como deseo sexual, con una lengua rosada como símbolo fálico.


· Unas piedras como su pasado.


· Una figura aislada como soledad.


· El tema de la masturbación aparece en la mujer que emerge de su retrato y cuyo rostro está cerca de unos genitales masculinos escondidos en unos ceñidos calzoncillos.


· Un lirio pegado a la mujer que simboliza la pureza, una enrevesada forma de definir a la masturbación como la relación sexual más pura. El pistilo de la flor es, además, otro símbolo fálico.


· Como es normal desde que la conoció, Gala aparece representada, en este caso en la pareja que se abraza, donde ella se metamorfosea en una roca, recuerdo de los paseos que dieron por la playa.

Formalmente, el sistema de representación es tradicional, Dalí recupera el dibujo, el modelado y el tono local, arrinconado por los “ismos” de vanguardia. Un dibujo y una forma de pintar inspirada en los dos grandes ídolos del pintor de Figueras, Velázquez y Vermeer de Delft.

La paleta de colores es amplia, va desde los colores fríos (azules, añiles…) hasta los cálidos (amarillos, ocres, verdes claros…). Colores que son modelados creando volumen y sensación espacial por tener en cuenta el tratamiento perspectivo. Predominan en la escena luces y sombras fuertes que se alargan casi hasta el infinito. Dalí representa la luz del sol mediterráneo que tanto sintió en su piel durante aquellos paseos con Gala por las playas de Cadaqués durante el verano de 1929. Está aquí también presente el influjo de Giorgio de Chirico evidenciada en la potente sombra que proyecta la pareja abrazada en sus primeros encuentros.


Si miramos atentamente a los personajes representados en el cuadro podemos ver que hay bruscos cambios de escala haciendo que nos encontremos en un falso verismo. Esto es debido a que la pintura surrealista ya no reproduce una experiencia de la realidad, sino que, como dijo Breton, remite a un modelo interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario