Arte y
Publicidad son un binomio que desde hace más de un siglo están en una constante
relación dialéctica. La industria de la publicidad se alimenta de las ideas
liberadoras de los artistas contemporáneos para hacer cada vez más sofisticados
sus instrumentos y estimular más el consumo. Pero algunas prácticas artísticas
se aproximan a su vez a los motivos y medios creativos omnipresentes en la
publicidad. Muchos artistas con ímpetu subversivo adoptan procedimientos de la
publicidad utilizándolos para sus fines.
Los antagonismos
históricos y sistemáticos que hace aparecer al arte como alta cultura y a la
publicidad como cultura de masas se basan así en una repulsión y una atracción.
Se nutren del mismo reservorio de innovaciones formales y técnicas, y
continuamente tratan, en mutua compenetración, de romper hábitos visuales para
conseguir un nuevo público.
La publicidad posee una
capacidad de difusión mayor que el arte, busca sus públicos y los persuade. Normalmente
la publicidad suele dirigirse a un público poco crítico y más bien conservador.
Este tipo de público no suele demandar un cambio en los tipos de imágenes que
construye la publicidad, ya que se aferran a su educación y a los valores
tradicionales. Otro tipo de espectadores busca afianzarse a través de
estereotipos de género sexual y otros receptores sin embargo, han alcanzado
cotas de poder y no desean cambiar las cosas porque así les ha ido bien.
En el caso del arte no
suele ser así, está mucho más alejado del espectador siendo generalmente éste
cultivado, elitista y en mayor o menor medida crítico.
La
publicidad ha aprendido tanto del arte, que hoy sus imágenes narrativas o
asociativas ya no publicitan productos, sino cosas abstractas: actitudes,
estilos de vida, valores imaginarios. El arte tiene varias posibilidades de
responder a ésto: o desenmascarar las ofertas de la publicidad para
desestabilizar su efecto, es el caso de los artistas Hans Haacke, Jenny Holzer
y Barbara Kruger (Fig. 3), o
presentarse él mismo en forma de producto como
lo hacen Sylvie Fleury, Jeff Koons Y Haim Steinbach. Pero también hay artistas que trabajan en el
lado opuesto como es el caso de Richard Prince que trabaja con motivos de la
publicidad de Marlboro convirtiéndolos en objetos artísticos.
Siguiendo esta eterna
relación dialéctica de atracción y repulsión que el Arte y Publicidad
experimentan desde hace años las alumnas de 4º de ESO elaboran trabajos en torno a la obra de la artista Bárbara Kruger para desenmascarar el elnguaje publicitario.
Trabajos
realizados por las alumnas:
"Canta
xente máis te mira despois de mercar algo de marca?"
"¿Cuánta
gente más te mira después de comprar algo de marca?"
" ¿Sabes
todo lo que hay detrás de lo que compramos?"
“Non
te sintes egoista?”
“¿No
te sientes egoísta?”
“¿Necesitas
comprar cosas para ser feliz?”
“Lo
verdaderamente importante es tener aquellas cosas que no se pueden comprar”
“Mércao
agora e págao coa túa personalidade dentro de tres meses”
“Cómpralo
ahora y págalo dentro de tres meses con tu personalidad”
“Non
deixes que os anuncios merquen a túa personalidade”
“No
dejes que los anuncios compren tu personalidad”
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