3/02/2018

El nacimiento de Venus


- FICHA TÉCNICA:
Título: “El nacimiento de Venus”                                                            Autor: Sandro Botticelli
Estilo: Renacimiento italiano                                       Cronología: hacia 1485, Quattrocento
Técnica: Temple sobre lienzo                              Localización: Galería de los Uffizi, Florencia

- ANÁLISIS DE LA OBRA:
El Renacimiento fue una época marcada por el esplendor cultural gracias al desarrollo del humanismo y el Renacimiento en donde Italia, cuna de ambas corrientes, se erige como núcleo donde se desarrollará la nueva cultura, y donde el mecenazgo será indispensable para llevar a cabo la labor de un nuevo “renacer” que cambiará la concepción artística y cultural de la Europa medieval.

En este cuadro Sandro Botticelli recurre a la mitología clásica plasmando el nacimiento de la diosa más bella del Olimpo, Venus. Diversas leyendas se originaron en torno a ella. Homero la hace hija de Zeus y de Dione; Hesíodo afirma que nació de la espuma del mar, en el que habían caído los genitales de Urano, castrado por Crono. Esta última versión es la representada por Sandro en el cuadro, una diosa que nace en el mar y es arrastrada a Chipre en una concha.

Venus, diosa del amor y la belleza preside la escena, flanqueada por una pareja de Céfiros (vientos) a su derecha y una Hora a su izquierda. Los Céfiros en vuelo están estrechamente abrazados y empujan con un soplo a Venus desnuda, que pudorosamente se tapa con su cabello,  alzándose sobre una concha marina. En la orilla, una Hora la espera para vestirla de un rico manto.

La precisa diagonal de los dos Céfiros, la línea vertical pero casi inestable del cuerpo de Venus en equilibrio sobre la concha, la tensión en sentido opuesto de la Hora, contribuyen a comunicar un sentido del movimiento así como dar un ritmo fluente y vario a la pintura. La extensión de las aguas marinas, y la presencia de la costa a la derecha, con su avance sinuoso, dilata el espacio haciéndonos sentir como la diosa llega de remotas lejanías, en la pureza solitaria de la naturaleza.

El desnudo central de la diosa, hacia el cual convergen las figuras laterales aunque se aísla de ellas, posee tal refinamiento que supera todo rastro sensual, transformando la sensualidad en una espiritual y tensa contemplación. Esta pintura consigue expresar las más delicadas sensaciones: la frescura del soplo de los vientos primaverales, el leve encresparse de las olas y la fragancia salada del mar, la piel tersa de los cuerpos y el terciopelo de las hermosas alfombras de hierba sobre tierra. La estilización lineal posee una gracia indecible; basten para medirla  la forma de la concha o la cabellera al viento de Venus.

El esquema compositivo elegido por el artista es claramente piramidal. El personaje central es el que capta toda la atención y hacia él convergen el resto de las figuras. Los personajes son ligeros, esbeltos, sinuosos y sensuales, dando al cuadro una sensación total de ingravidez.

Todo representado con una riquísima gama cromática que van desde los tonos fríos (azules, verdes, grises…) hacia los cálidos (dorados, bermellones, ocres…) y gran nivel de detallismo y minuciosidad a la hora de representar la escena.

Respecto al dibujo predomina la línea sobre la mancha. Los contornos de las figuras están bastante marcados y diferenciados. Hay una preocupación por parte del artista de representar el volumen y la perspectiva.

Se cree que este cuadro posiblemente fuese un encargo de la familia Medeci, familia de mecenas formada por personajes de gran prestigio social que avalaban la labor de los grandes humanistas y artistas del momento, introduciendo a los artista en ámbitos culturales. Así fue como poco a poco los artistas reivindicaron  un nuevo estatus rechazando que se les considerara meros artesanos, ya que argumentaban, que ellos no trabajaban con las manos, sino que sus obras eran fruto de una reflexión teórica e intelectual.


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